lunes, 16 de diciembre de 2013

Bárcino


Julia Augusta Faventia Paterna Barcino (romanos en el monte Táber).

Con una ubicación estratégica para controlar el comercio de las playas del Llobregat, la Barcino romana era una ciudad pequeña, que funcionó como centro administrativo y religioso y que tenía una importante presencia de libertos.


1. Entre Emporion y Tarraco:

Si alguien se merece el honor de ser considerado el padre de Barcino, ese es el emperador romano Augusto, que la fundó hacia el año 10 a. C. gracias a un plan de reestructuración del noreste de la península que ideó Agripa cuando acabaron las guerras cántabras (año 19 a. C.).

¿Por qué en la franja litoral entre dos grandes ciudades como Emporion y Tarraco? Porque era una zona estratégica, con muy buena comunicación con el interior y permitía el control del comercio de las playas del Llobregat. Además, puestos a buscar la seguridad, ¿qué mejor que encima de un promontorio de unos doce metros de altura que en la Edad Media llamarían monte Táber?

Hacia el año 44 d. C., Pomponio Mela la calificó de ciudad pequeña y fortificada. Unos años después, Plinio apuntó que era una de las doce colonias de la Hispania Citerior donde se estableció, por deductio, un grupo de ciudadanos romanos civiles o veteranos de las guerras cántabras. Barcino, dotada de estructura de gobierno y administración propias a imitación de Roma, fue centro administrativo y religioso, como demuestra la estructura urbana, la presencia de un templo de culto oficial y la proporción entre espacio público y privado.



2. Inscritos en la tribu Galeria:

Siguiendo la estructura típica, estaba rodeada por una muralla que contenía un entramado de calles en torno al forum central, allí se alzaba el templo de Augusto, y donde debió de haber otros edificios de los cuales no tenemos evidencias. Aquí confluían las dos vías principales del trazado urbano: el cardo y el decumanus maximi (bajo las calles Llibreteria-Call y Bisbe-Regomir).

Como su función era controlar un territorio (ager) no muy extenso pero sí muy productivo, este se estructuró mediante una centuriación, el primer catastro. Una tierra fértil, recursos mineros y abundancia de productos del mar formaban la riqueza de Barcino. Eso sin contar el control del Llobregat. Así, pues, hay que imaginarse un puerto en el Llobregat con un intenso tráfico.

No era muy grande (unas trece hectáreas) y debió de tener unos dos mil habitantes, incluidos los de las villas suburbanas colindantes con el recinto amurallado (como la excavada en la avenida de Francesc Cambó). Siguiendo la costumbre romana, los primeros habitantes se inscribieron en una tribu, la Galeria, de procedencia itálica. Uno de los aspectos más destacados de la colonia fue la presencia de libertos -ex esclavos dedicados a trabajar para sus propios intereses y los de sus antiguos amos- y extranjeros, que eran bien recibidos, tal como lo atestigua el centurión Lucio Cecilio Optato, que en el siglo II d. C. ejerció una brillante carrera municipal.


3. Los cementerios, fuera de las murallas:

Los edificios y las domus se beneficiaban de una buena red de alcantarillado y un sistema de abastecimiento de agua gracias a dos acueductos que entraban por la plaza Nova procedentes de las minas de Collserola (el último tramo, en la calle de los Arcs) y del Besòs, a la altura de Montcada, con trazado por la calle de los Capellans.

Como era costumbre en las ciudades romanas, los cementerios estaban ubicados extramuros, bordeando el acceso a las puertas, sobre todo en el punto de entrada y salida del tramo litoral de la Vía Augusta (plaza del Àngel y calle de la Boqueria). Un ejemplo es la necrópolis de la plaza de la Vila de Madrid (entre finales del siglo II y principios del III d. C.), que recorría la vía de la puerta Praetoria, donde se enterraban individuos de condición social baja tal como muestran los sepulcros conocidos como cupae.

Se ha hablado mucho sobre si Barcino se vio afectada por las incursiones de los pueblos germánicos, en concreto de los francoalemanes, que durante la segunda mitad del siglo III evidenciaron la debilidad del Imperio romano. No obstante, no lo parecía: el templo continuaba erguido y en su lugar, entre el 269 y el 305 d. C., el Senado barcelonés ordenó levantar, en el forum, monumentos a diversos emperadores. Fue un siglo más tarde, a mediados de siglo IV, cuando Barcino emprendió la refortificación de las murallas. ¿Signo evidente de algún peligro?



4. Cita destacada:

El nombre oficial era Colonia Julia Augusta Faventia Paterna Barcino o Barcinonensium. De todas estas palabras, solo dos han presentado problemas. Por un lado, la identificación de Paterna (y no Pia, como se había interpretado desde el Renacimiento, o Patricia, como han apuntado algunos estudiosos), que pretendería recordar que César ya tenía la intención de fundar una colonia para los veteranos de sus ejércitos.

Por otro lado, Barcino, cuyo origen ha sido difícil de interpretar. Las dracmas ibéricas imitando a las de Emporion acuñadas hacia finales del siglo II a. C. llevaban el lema Barkeno, que daría Barcino si lo adaptamos a la fonética latina. La dificultad consiste en ubicar exactamente este topónimo. Hay autores que lo relacionan con el núcleo ibérico de Montjuïc, pero no está claro. También ha generado diversas hipótesis la raíz de Barcino: teorías más o menos científicas han apuntado a un origen céltico, ibero o ligur, y las de carácter legendario han querido relacionar la palabra con Hércules (el héroe habría llegado aquí desde Libia y una de sus barcas, la novena o Barca Nona, habría encallado) y con la familia Barca.

Con respecto a Julia y Augusta, recuerdan el nombre del fundador, el emperador Augusto, y a su familia, la gens Julia (aunque alguien lo ha visto como un privilegio de Augusto a la fidelidad cesariana de la colonia durante la guerra civil entre César y Pompeyo). Finalmente, Faventia, más bien parece tener carácter auspiciatorio, que ser un indicio de origen faventino -de la Faventia itálica (Faenza)-.

Después de unos siglos de coexistencia de diversas formas (Faventia, Barchinonam, Barcilonam, Barchinon, Barcilona, Barcilo/Barcino y Barcino/Barcinona, Barcillona...), en el siglo VI la numismática y los concilios visigodos escriben Barcinona. Mientras que en la epigrafía medieval aparece Barchinona desde el siglo IX.

Entrevista web Història Carme Miró from bcn cat on Vimeo.

Fuentes:
  • De Bárcino a BCN
  • Fotografía de una inscripción dedicada a Lucio Licinio Segundo (Museo de Arqueología de Catalunya)
  • Fotografía de sepulcros de la plaza de la Vila de Madrid (Museo de Historia de Barcelona)

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