viernes, 30 de junio de 2017

Adiós, Franco, adiós


Creo ya posible despedir de la historia de España futura al general Francisco Franco Bahamonde. Hay quien esperaba que ganara la última batalla después de muerto. La realidad ha sido diferente. Franco empezó a perder la guerra civil el 2 de abril de 1939 y la derrota definitiva la tuvo el día 15 de junio de 1977, cuando la inmensa mayoría del pueblo español pronunció un silencioso parte político con la lengua del cerebro y del corazón. Vencidas democráticamente las fuerzas de la reacción, se han empezado a cubrir lo últimos objetivos. La guerra civil ha terminado. Un año y medio después de su muerte ni siquiera su recuerdo sigue vivo. La memoria de las masas ha recuperado a las víctimas del general Franco y les ha devuelto presencia histórica. Franco es hoy el nombre de algunos monumentos, de muchas calles y el medium con la nada de un puñado de fanáticos y de otro puñado de vividores. Hoy se sabe que nada hizo y casi nada dejó hacer. El sudor del pueblo reconstruyó sobre las ruinas que el propio Franco había condicionado y el valor del pueblo permitió mantener vivo el rescoldo de la razón hasta que fuera otra vez incontenible llamarada. Las fuerzas históricas vencidas por Franco con la espada en la mano vuelven a estar presentes sin otra arma que la fuerza de la razón. [...] Inútilmente Franco sembró el país de luto comunista, llenó las cárceles de comunistas. Los comunistas están ahí, mejor situados políticamente de lo que nunca estuvieron; en Catalunya incluso representando índices "eurocomunistas" homologables en Francia o Italia. Inútilmente Franco reprimió salvajemente las señas de identidad de las nacionalidades: PNV y PSOE vuelven a ser las fuerzas políticas dominantes en Euzkadi y Cataluña, la victoria en bloque de los partidos autonomistas se ha producido no sólo en el Congreso, sino también en el Senado. Hay que preguntarse: ¿para qué entonces la muerte, la cárcel, la tortura, el miedo? [...] Se ha dicho que, gracias a la paz de Franco, España es la novena potencia mundial de no sé qué. Hasta entrada la década de los sesenta, España no superó los índices de vida de la República [...] Franco no dejó nada positivo, absolutamente nada, porque cualquier logro tuvo excesivo precio y él solo fue el vigilante desde su ametrallante garita de centinela de Occidente. No dejó nada, nada, nada. Afortunadamente ya ni siquiera su sombra.

Artículo de Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona, 1939 - Bangkok, 2003) a Triunfo (25-VI-1977)

Fuente: Abansd'ara, peces històriques triades per Josep Maria Casasús, diari ARA del 13 de juny del 2017.

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